viernes, 5 de noviembre de 2010

El Grito de Munch ¿Por qué grita?

Nombre: Desesperación // El Grito
Autor: Edvar Munch
Estilo: Postimpresionista – Pre expresionista.
Año: 1893
Desesperación, más conocido como El Grito (realmente deberíamos llamarlo el alarido) es una de las pinturas más conocidas del siglo XIX – XX, además de todo un icono sobre la angustia y la soledad humana. Una idea que Munch repitió y explotó más de 50 veces, tanto en óleos como en grabados y litografías, utilizando siempre la misma composición. Esto se debe a que seguramente supiese que estaba ante su obra maestra.
Primero, deberíamos hablar un poco del artista noruego para entender el tono de esta obra. Munch no tuvo una vida fácil, su madre y su hermana murieron de la misma enfermedad cuando aún era un niño; y su padre alcohólico, del que Munch heredó esta adicción, le maltrataba. Varias veces ingresó en centros psiquiátricos atravesando grandes depresiones y crisis existenciales. Fue un gran pintor con una técnica parecida a Seurat o Manet, pero pronto se verá influido por los colores intensos de Gauguin, la pincelada “expresionista” de Van Gogh, la literatura crítica de Hans Jaeger y sobre todo su cultura nórdica mezclada con todas las penurias a las que se enfrentó. Esta frase del autor nos dice cual era su estado mental: “La enfermedad, la locura y la muerte eran los ángeles negros que vigilaban mi cuna”
Segundo, hablaremos del contexto histórico que envuelve esta obra. Finales del siglo XIX, la Revolución Industrial está presente en las grandes ciudades como París, donde vivió Munch, u Oslo. Estas urbes son dominadas por una clase que emergió a raíz del auge de la industria y la tecnología: la burguesía. Pero el beneficio de esta clase social alta, aumentaba a medida que también creció las desigualdades con la clase obrera. Las injusticias se iban sumando a las espaldas del proletariado y a Munch esta situación le parece insostenible. No le gusta la concepción de las nuevas ciudades, tan industriales como desalmadas, que se están creando. El hombre poco a poco esta cavando su propio destino: la desgracia de la indiferencia. Munch dice de esta clase social: Los hombres con chisteras, las mujeres con elegantes sombreros, presos de sus propias convenciones y normas burguesas, exhalan una atmósfera de represión moral”. Por la tanto, para Munch, la ciudad se convierte en un "antiparaíso"nocivo para la salud de quien la habita. Una visión muy pesimista, aunque visionaria y nada desfasada de la sociedad en la que vivimos hoy en dia, tras mas de 100 años.
Analizando el cuadro, tenemos ante nosotros una composición de pequeño formato. En ella aparecen tres figuras, de apariencia humana, en una vista urbana. Estos tres personajes se encuadran en un puente de lineas rectas; mientras el resto de la obra son lineas ondulantes y expresivas que distorsionan el paisaje de las afueras de la ciudad de Oslo. Sabemos que es esta ciudad por las notas del propio autor.
El uso del color en el cuadro de Munch es naturalista: el agua es azul, la tierra y el puente son marrones, la vegetación es verde, el atardecer del cielo es rojizo (dicen que le ayudó a esta visión del cielo la contemplación de una erupción volcánica.) Por la contra, la pincelada del cuadro es expresionista; por este motivo su visualización no parece realista, sino que parece sacada de una pesadilla.
El protagonista absoluto es el hombrecillo androgino que aparece gritando (el gritador), o mejor dicho aullando, en primer plano y que parece interactuar con nosotros. Para realizar a este monstruoso personaje, se inspiró en una famosa momia peruana que el pintor pudo apreciar en su viaje a la ciudad de París http://www.con-versiones.com/images/MomiaPer.jpg y con la cuál se quedó impresionado, por su apariencia de eterna angustia.
Pero... el tema de la obra ¿Cuál es? Se trata de una ácida crítica contra la ciudad moderna y el hombre que vive en ella. Munch tuvo una visión premonitoria de lo que sería el ser humano del futuro. Un hombre que camina conformándose con lo poco que se le ofrece dentro del escalón que ocupa en la pirámide de las clases sociales. Un hombre que no se preocupa de sus semejantes, ni de los problemas que puede tener la persona con la que se cruza en la calle. Un hombre tan deshumanizado que no siente las desgracias ajenas. Un hombre que prefiere unirse a la multitud de falsas apariencias y opulentos abalorios, que ser el mismo, por miedo a convertirse en un marginal social. Así se sentía Munch, un marginal, casi un leproso. El propio autor dice de sí mismo: “Leonardo Da Vinci diseccionaba cuerpos, yo disecciono las almas humanas.” Esta disección la vemos en El Grito.
Munch hablando de la inspiración de El Grito: “Caminaba yo con dos amigos por la calle, entonces se puso el sol; de repente, el cielo se volvió rojo como la sangre. Me detuve, me apoyé en la barandilla, inexplicablemente cansado. Lenguas de fuego y sangre se extendían sobre el cielo negro azulado. Mis amigos siguieron caminando, mientras yo me quedaba atrás temblando de miedo, y sentí el grito enorme, infinito, de la naturaleza”. Evidentemente el pintor no era una persona cuerda, pero quizás esa locura le hizo ver lo que se avecinaba.
En esta frase del autor tenemos la clave para descifrar el cuadro. El personaje grita y se tapa los oídos mientras nos mira, abriendo la composición. El gritador nos busca porque sabe que nos crea empatía y toda la atención y compasión que no le dan sus paisanos. Grita de terror, por que siente el aullido de la naturaleza penetrar por su cuerpo, pero nadie le escucha salvo nosotros. Esto es porque es un grito silencioso para sus acompañantes (lo vemos en su actitud indiferente ante tal alarido) pero a nosotros nos atraviesa el alma, ya que Munch sabe que nosotros (espectadores) somos la esperanza del cambio. El gritador se siente anónimo y solo. Pero no es una soledad buscada, sino que padece la peor soledad que existe para la raza humana: aquella que vives estando rodeado de gente, que sabes que no le importas. El gritador hace un esfuerzo inútil por taparse los oídos para intentar no sentir la sensación de angustia por el fatal final que se avecina; pero la Madre Tierra es siempre más sabia que el ser humano y lo hace unirse a esa alarma que busca alertarnos de lo que esta por venir. http://www.youtube.com/watch?v=Q2BYmrwJVug&feature=related
Sabemos que se unen naturaleza y gritador, por que el hombrecillo se ondula de la misma forma que lo hace la naturaleza. Los personajes del fondo son rectos y de formas cuadradas, al igual que el puente, no se unen a las ondas. Esto significa que la visión cuadriculada e indiferente humana es incapaz de dejarle visualizar que sin un cambio el fatal destino esta próximo. En el fondo aparece una iglesia que la naturaleza se come entre ondulaciones. Esto quiere decir que ni la propia fe podrá salvar al hombre.
Lo que está claro es que el autor tenia razón cuando decía sobre el arte: “sería falso mirar solo el lado agradable de la vida.” El Grito además de ser una obra de angustia y desolación, también es una obra de anonimato y soledad humana. Un cuadro capaz de emocionar al hombre de finales del XIX, al del siglo XX y al del siglo XXI. Es una obra que no solo no ha perdido con el tiempo, si no que ha ganado. En ningún momento la obra pierde frescura, sino que se reafirma año tras años, guerra tras guerra, muerte tras muerte. Sinceramente creo que el artista acertó. Si Munch supiera que El grito es un icono de nuestra sociedad, esa sociedad que el criticaba duramente, seguro hubiera muerto más feliz o al menos, se habría bebido una copa a nuestra salud.
Buen día.


El Grito icono del siglo XX

Litografía del grito:

Grito II


Artículo de @ateneanike

6 comentarios:

  1. Los enlaces vais a tener que copiar y pegar xD


    El Grito icono del siglo XX
    http://anticanis.es/wp-content/uploads/2008/02/munch.jpg

    Grito II: http://enredandopalabras.es/blog/enredandopalabras/wp-content/uploads/2009/04/opiniones_grito_munch.jpg

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  2. Oí decir una vez a alguien que sabe de esto (no como yo), que ese grito representa la muerte del hombre solidario. La desnaturalización del ser humano. Qué ese grito exhala el último aliento de comunión con nuestros congéneres.

    Dicho de otro modo, que desde entonces (Revolución Industrial, avance de la mecanización y en definitiva de la deshumanización de algo tan personal como el sudor de nuestra frente), lo que pase a nuestro nos importa un pimiento. Y me lo creo, porque la cantidad de desgracias humanas que soportamos diariamente sin inmutarnos da que pensar.

    PD: Si Munch llega a vivir en Manchester, Liverpool o Essen el grito se hubiese quedado en mantillas con lo que este hombre podría haber pintado.

    Una vez más, gran artículo.

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  3. "...lo que pase a nuestro [alrededor] nos importa un pimiento"

    Se me fue la palabreja y la frase perdía cualquier sentido. Sorry :P

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  4. Hablamos de el grito cuando en realidad deberíamos hablar de los gritos, ya que fueron 4 las versiones que realizó de este cuadro. 3 de las cuales se encuentran en Oslo. Ésta que Atenea Nike nos muestra de una manera maravillosa es la primera de ellas expuesta en la Galería Nacional.

    Es curioso la polémica que sigue envolviendo a esta obra y más curioso es saber que la primera vez que se expuso no fue una obra solitaria si no que formaba parte de un conjunto bajo el título de AMOR.

    De hecho se desaconsejó la visión de esta obra a personas sensibles y niños por las sensaciones que está transmitía. Y en definitiva si se llegó a eso es que la obra de Munch es arte con mayúsculas, pues aunque no haya una definición clara de arte para mí siempre será aquella obra humana que es capaz de transmitirnos sentimientos y emociones.

    Lorenzo
    @loquepajque

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  5. Muy bueno el artículo...otra interpretación de la citada obra aquí: http://www.youtube.com/watch?v=65vPvH60AZ0

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