miércoles, 24 de noviembre de 2010

Secretos compartidos
















Decía Séneca que si quieres que tu secreto sea guardado, debes guardarlo tú mismo. Siempre se dice que la mejor forma de que te guarden un secreto es no contándoselo a nadie. Ni siquiera pensarlo. Que un secreto deja de serlo cuando ya no lo saben sólo dos. Realmente, un secreto deja de serlo cuando se lo cuentas a alguien. Al menos, pierde su significado.

Aunque hay veces en que el secreto es explícito y, otras, en que es implícito y nadie te ha pedido guardarlo. Eso es un problema para gente con naturaleza cotilla o deformación profesional. Porque, ¿qué pasa cuando ni siquiera esa persona con la que guardas un secreto quiere hablar de él? ¿De qué sirve guardar un secreto con alguien que hace como si eso no existiera? Si no es importante, ¿por qué hay que mantenerlo en secreto?

Esas veces puede ocurrir que te mueras de ganas de desvelárselo a alguien –ya digo, lo de la naturaleza cotilla inquieta–. Pero te das cuenta de que, en muchas ocasiones, resulta más fácil confesar un secreto a un desconocido.

Es como lo de llorar. Termina siendo más cómodo dejar que un anónimo se percate de tus lágrimas que arrancarte al llanto delante de un amigo o un familiar. A veces es más fácil buscar un abrazo, una palmadita en la espalda o un mimo en alguien con quien no hay vínculo emocional. Y no me refiero a confesar los pecados al cura en la iglesia. Por eso, a veces, acabas contándole tus secretos a un desconocido. Puede que no buscando una ayuda, puede que sin buscar un consuelo. Puede que sólo sea como forma de desahogo. Pero de repente te encuentras ahí, delante de alguien que no conoces de nada, en quien no sabes si puedes confiar, confesándole tu secreto. Ése que deja de serlo cuando se comparte.

Recuerdo la película ‘La vida secreta de las palabras’, de Isabel Coixet. La de la chica que cuida a un quemado que se queda ciego en una planta petrolífera. Decía una crítica que hay palabras que nunca deben ser pronunciadas, y secretos que siempre deben estar guardados. Pero a veces, una vez se revela el secreto, se encuentra alivio y comprensión, algo de lo que pueden surgir vínculos especiales. Porque ya no hay secretos, ni palabras sin decir. Aunque se hayan confiado a alguien ajeno.

Para eso están las palabras. Para aclarar dudas, para curar heridas. Con valentía. Aunque se desvelen secretos, aunque vendas tu libertad –que diría James Howell–, aunque se sienta miedo a que el secreto sea conocido por todos; o a que la persona con la que lo guardabas sepa que lo has desvelado a un tercero. De todos modos, siempre quedará la opción que proponía Benjamin Franklin: “tres pueden guardar un secreto si dos de ellos están muertos”.

Artículo de @pilar_arjona

6 comentarios:

  1. Yo soy mucho de secretos.
    O de no contar mis cosas, llámalo X.

    Quizá sea de las que creen que las heridas debe lamérselas una.


    Esa película de Coixet me gustó, la última que me ha gustado de ella.
    Tu post también me ha gustado.

    ResponderEliminar
  2. La peli que mencionas es de mis favoritas de Coixet. Fantástica referencia, my bien traída.

    Personalmente me encantan los secretos. Aunque soy más de misterios. Lo malo de estos es que una vez que se descubren se convierten en secretos.

    Enhorabuena por la entrada, un saludo!

    ResponderEliminar
  3. Yo también soy mucho de guardar los secretos yo sola. Y de acabar con úlceras por eso (metafóricas) jaja. Coixet me enganchó con esa peli, y eso que era lenta y fría. Gracias niñas! :)

    ResponderEliminar
  4. Hay secretos que se hacen difícil -casi imposible- de guardar.
    Es como acostarte con Monica Bellucci y no poder contarlo a nadie. Que frustración me entra solo de pensarlo! xD

    Besos crack.

    ResponderEliminar
  5. Entiendo lo que dice Borja de Monica Bellucci, desde que me pasó quiero contárselo a alguien y no puedo xd.
    Genial el post Pilar.

    ResponderEliminar
  6. Lo vuestro con la Bellucci debería ser contado en revistas y programas del corazón jajaj
    Gracias par de dos!

    ResponderEliminar