jueves, 17 de febrero de 2011

La felicidad y otros asuntos del Ser

El diccionario define felicidad, como aquel estado del ánimo de satisfacción y contento que se complace en la posesión de un bien. Esta definición corresponde a una filosofía materialista propia de países de alto nivel de consumo, con una cosmovisión que identifica al ser con el tener.

No debemos olvidar, que hace poco más de un siglo la esperanza de vida era de 30 años, lo justo para aprender a sobrevivir; no se tenían expectativas de futuro, y por tanto, no se llegó a plantear el objetivo de alcanzar la felicidad.

Sin embargo, tras la revolución científica todo cambió radicalmente. Nuestra esperanza de vida se multiplicó y empezamos a plantearnos la realización de metas tan importantes para los seres humanos como la consecución de la felicidad.

Pero no somos los únicos que se han preocupado por este asunto. A lo largo de los siglos y especialmente los filósofos griegos, ya empezaron a elucubrar sus propias teorías al respecto:

Según Aristóteles la felicidad se alcanza cuando el hombre realiza bien aquello para lo que está destinado, para la actividad que le es propia.

Para Sócrates no existe la felicidad sin virtud, pone a la virtud como condición necesaria para la felicidad. Debe orientarse al ser humano a la búsqueda del bien y de la justicia. Mientras que para Platón, “la felicidad sólo es posible en el mundo inteligible.”

Aunque la teoría que más me convence es la de Séneca, según la cual, la felicidad no está en tener o poseer, sino en ser feliz con lo que se tiene”.

Personalmente considero, que somos felices cuando sentimos la libertad consciente de hacer lo que queremos con nuestra vida, cuando aprendemos a liberarnos de las presiones naturales y sociales, cuando convertimos nuestra vida en un proyecto lleno de sentido y propósito. Las claves de la felicidad y de la infelicidad probablemente se encuentren en el propio ser humano y en su modo de entender la vida.

Recientes estudios aseguran que el factor miedo es el mayor obstáculo para alcanzar la felicidad en las sociedades modernas. Por tanto, a mayor miedo, menor felicidad. Lo que resulta paradójico, ya que el miedo surgió como herramienta para evitar los peligros y por tanto para vivir más.

Otro factor importante es el referente a las expectativas. Si somos capaces de hacernos plenamente conscientes del momento presente, de asumir esa realidad de nuestro entorno actual, olvidándonos de nuestras expectativas pasadas, , podemos adaptarnos más rápidamente y no sufrir más de lo necesario.

De este modo acortaremos el tiempo de nuestra infelicidad e incluso podremos disfrutar antes de las nuevas noticias, porque estaremos en sintonía con el momento presente.

Para los que estén interesados en conocer la fórmula perfecta de la felicidad, reducida casi a una ecuación matemática, aquí se la dejo:

La Felicidad es igual a E (M+B+P) dividido por R+C, donde E es la emoción al comienzo y al final del proyecto; M, el Mantenimiento y atención al detalle; B, el Disfrute de la búsqueda y la expectativa; y, P, las relaciones personales; R son los factores reductores y C la carga heredada.

Por tanto, ha quedado demostrado científicamente, que la felicidad depende más de las relaciones interpersonales que del dinero o la salud.

La idea de hacer esta entrada, surgió con el revisionado de la fantástica película de Sofía Coppola “Lost in translation”. Para los que no hayáis tenido la oportunidad de verla: Trata de cómo dos personas que aparentemente lo tienen todo, se sienten absolutamente vacías en un mundo artificial; donde se dejan de lado las relaciones humanas y donde todos nuestros actos van encaminados a satisfacernos a nosotros mismos, en vez de a tratar de ser felices y lo que es más importante: hacer feliz a los demás.

Solamente prestamos atención a lo que ya vivimos o a lo que esperamos vivir; a lo que nos está pasando casi nunca le hacemos caso, contamos con ello como algo normal.

Concluyendo, y citando al gran Eduard Punset: “la felicidad a veces está escondida en la sala de espera de la felicidad”.

Aprovechechad ese cheque en blanco que es el día, Carpe diem amigos!



Artículo de @iDexbenz

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