sábado, 21 de abril de 2012

ESTÁS COMO UN QUESO




Muchas mujeres hemos pensado que un hombre ‘está como un queso’ al verlo pasar ante nuestros ojos, pero a veces la vista nos engaña. ¿Realmente lo está o sólo lo parece? ¿Qué me encontraré al abrir su interior? ¿Y en su cama? ¿Es el tipo de queso que conviene a mi selecto paladar?
Respondamos esas preguntas clasificándolas por tipos, y descubramos qué se esconde tras ese ‘supuesto titán’ que se cruzó en nuestras vidas.

QUESO CABRALES:
Esos tipos que vienen del trabajo (o del bar) y lo primero que dicen al llegar a casa es ¡Manuela ya estoy aquí! Rápidamente tú le sirves la comida y en vez de un “gracias” y una sonrisa recibes un “está frío”. Suele alimentar a sus perros a base de palomos tirándoselos al vuelo y poco falta para que no coman con él sentados en su regazo… un espectáculo dantesco, sí.
Pero… ¿Qué pasa cuando llega la hora de ir a la cama y cumplir con su obligación? No esperéis una previa romántica, tampoco movimientos certeros que te dejen los ojos en blanco. Sus técnicas pasan por echarse encima de ti y empujar hasta que ÉL acabe o ponerte a cuatro patas y empujar hasta que ÉL acabe. Y a ti que te den, con suerte te habrá dado tiempo a imaginarte a tu Brad Pitt de turno durante dos larguísimos minutos. Queda aguantar el humo del tabaco en tu cara, que te ponga el culo y hasta mañana.

QUESITO:
No os dejéis engañar por su tamaño… ese hermano pequeño de tu mejor amiga que acaba de cumplir los 18 y que empiezas a ver con otros ojos mientras tú vuelves a la adolescencia como una idiota.
Se te traba la lengua cada vez que cruzas palabra con él y piensas… ¿Qué me pasa? ¿Estoy tonta? Aterrizaaaa… que si quiero lo tengo comiendo de mi mano… Lo peor es que esa idea me está empezando a gustar, es más, me gusta muchísimo.
Nota mental: Intentar acabar cada noche de sábado durmiendo en casa de mi mejor amiga, cerca de él y así aumentar las posibilidades.

QUESO TETA:
Su físico es sugerente a primera vista pero… ¿Qué pasa cuando lo abres y pruebas el interior? Sí amigas, ahí es cuando aparece su “santa” madre, ¡tú suegra! Esa señora que siempre cocinará para él mejor que tú y trae consigo un vicks vaporub y las sábanas de franela. ¿Y en qué posición te deja eso a ti? Como máximo aspiras al segundo lugar porque puede que compitas con hermanas, abuelas, tías y hasta con alguna vecina.
Después de recibir los regalitos de la suegra y de aguantar con sonrisa postiza, él quiere sexo, SEXO. ¿Estamos locos o qué? Y es ahí cuando ocurre, en pleno acto: las imágenes de su mamá no se te van de la cabeza diciendo: cerrar las ventanas cuando os vayáis, para limpiar utiliza esto, guarda los zapatos siempre en la caja. ¿Perdona? Vete de mi casa, de mi cama y de mi cabeza.

QUESO ROQUEFORT:
Se huele de lejos, estos tíos son el típico gañán que tiene sus cuatro frases estudiadas delante del espejo. Lo que no sabe este gracioso es que nunca hay que subestimar el poder de una mujer, ya que conocemos el juego antes de haberlo jugado. De ahí que este queso cuando lo calientas va perdiendo su esencia. Aquí la que tiene dominada la situación soy yo, y acabará acompañándome a casa, pagándome el taxi y en el momento que se acerque a darme su besito de buenas noches… ¡ZAS! Le cerraré la puerta del coche en las narices. Puro instinto de supervivencia femenino, era o él o yo.

QUESO EN POLVO:
Como su propio nombre indica, un “polvazo”. Ese amigo fiel que te salva de cada lío en que te metes y se hace pasar por tu novio cuando hay algún pesado molestándote en la discoteca. Es el número uno en la marcación rápida del móvil, tu llamada de emergencia particular. Para ti es el amigo con derechos que te lo da todo porque lo siente todo por ti pero tú no lo podrás ver nunca como algo más. Aunque creas que es la mejor opción siempre lo seguirás viendo como eso, el amigo para todo. Lo peor de la historia es que en la cama con él disfrutas y mucho, el colega es una máquina y conoce todos tus puntos débiles. Tú te paras y vives ese momento con él y… ¡Hasta la siguiente emergencia, mon amie!

QUESO CHEDDAR:
Sábado por la noche, tú te pones mona, te maquillas y sales. Es en la discoteca donde llega a tu vida el pesado de turno, ese que cuenta a sus víctimas la misma historia de siempre, ese que no se despega de su presa ni un solo segundo. Es el típico tonto del grupo que no liga ni pagando y al que usan sus colegas para llamar tu atención. Y ahora te toca quedarte con él aguantando sus cuentos porque se te ha acoplado. Claro que estos pesados tienen su parte positiva, ya que te financian las copas. Y mientras te habla pones tu sonrisa falsa, por dentro tú estás riéndote de ese pantalón Levis de tiro alto, su polo remetido por dentro y de él en general.
La historia acaba como tiene que acabar, tú con su amigo guapo en la cama y él en el salón tomándose un colacao y viendo la teletienda.

QUESO CURADO:
El caballero por excelencia, ese hombre con el que alguna vez habías soñado que sería el padre de tus hijos, sí amigas, ese. A ti él te encanta pero te da la sensación que te ve como una cría. Pronto comienzas a frecuentarle más y entonces es cuando se da cuenta que no eres como él pensaba y empiezan las miraditas, sus ganas de estar contigo y los acercamientos. Cuando él te lo empieza a dar todo, tú te haces la dura y se lo pones difícil, él sigue intentándolo. Se va pillando más y más, tú no eres tonta y eso lo notas. Cuando parece que la cosa mancha a la perfección… aparece él para estropearlo todo, el miedo al que dirán. Al menos fue bonito mientras duró.

QUESO BRIE:
Su textura es aparentemente dura, pero por dentro… ufff, por dentro es tierno.
Esos chicos que nos llaman la atención no sólo por su físico sino también por su personalidad ya que demuestran tener carácter y confianza, y eso claro, lo notas. Te entra de forma descarada en la discoteca, seguro de sí mismo y con un simple: “¿Cómo estás preciosa?” Tú sonríes y te quedas embobada… Ya te tiene en el bolsillo. Según va pasando el tiempo compruebas que esa faceta “chulesca” del primer día ha desaparecido, los papeles han cambiado.
Ahora a él lo tienes loco y tú, después de conseguir “el premio” comienzas sin saber por qué a perder el interés que tenías por él. Lo que fácil viene fácil se va.

SEMICURADO:
Este chico no aparece de repente en tu vida sino que está presente en tu día a día. Lo sueles ver habitualmente e incluso tenéis una relación cordial.
La corteza de este queso es oscura, él se muestra esquivo en lo personal y eso te provoca cierta intriga, morbo y ganas de conocer su interior. Notas algo en su mirada, sabes que le gustas aunque no te lo diga. Poco a poco vas ganándote su confianza y logras su amistad, el “feelling” mutuo se hace más evidente. Cuando más le conoces más te gusta y entonces ocurre, en el momento que menos te lo esperas… el beso.
Pueden pasar los días sin saber nada de él y aparecer en tu casa como si nada, reconociendo que ha sido un imbécil o que sintió miedo a atarse a alguien. Estos miedos suelen ahuyentarse en la cama, ahí la cosa va sobre ruedas y se comporta pasional, tierno pero sobre todo con mucho respeto. Puede que ese miedo a una relación esté ahí latente un tiempo o puede que no… te tocará vivir con ello.

En conclusión, el queso perfecto no existe, pero con suerte encontraréis el tipo más adecuado para vuestros paladares. ¡Bon apetit!

2 comentarios:

  1. Muy buen post y cierto no existe el queso perfecto pero ni modo algo como bien dices se adecuará a nuestros gustos...un abrazo!

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  2. Excelente artículo, aunque he echado en falta el queso Gouda, tierno, profundo, pero a la vez suave. ¿Lo único malo? Que los mejores se encuentran en Holanda, cerca del agua, cerca de la humedad :P

    ¡Excelente artículo!

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