Para equilibrar la balanza por mi
post anterior ("Estás como un queso"), hago una segunda entrega dirigida esta
vez, más bien al público masculino.
Muchachos, en todos los barrios
hay una chica que os llamará la atención. He aquí unos ejemplos de ellas.
La chica de la biblioteca.
Todos hemos puesto los ojos en
ella alguna vez. Esa muchacha culta, estudiante y trabajadora. La veréis
normalmente en sus libros o con su portátil usando programas que no entendéis
ni por asomo. Bajo su ropa cómoda y poco llamativa podría esconderse una figura
digna de exhibir, pero ella no es de llamar la atención y eso os intriga. No os
mira, sus ojos están pendientes del trabajo. Poco la impresionaréis mostrando
tableta a lo Mario Casas muchachos, tenedlo claro, vuestro imponente físico
estará en un segundo plano, seguramente.
En este hábitat tenéis que
moveros con inteligencia, mostrarle un mínimo de brillantez si queréis que os
mire con interés, así que si no podéis demostrarla al menos tendréis que simularla.
Una táctica a utilizar sería la de pedirle ayuda en algo que tú ya domines o
hayas preparado para la ocasión para así demostrarle tu rápido aprendizaje e
inteligencia.
Cuando ella vea que eres un tipo
capaz tus posibilidades aumentarán y ya te mirará a los ojos. No lo pienses
más, acércate más y, si se queda embobada mirándote, intenta robarle un beso.
¡Suerte!
La chica independiente.
Esa chica que dice no depender de
nada, cuando depende de todo. Puede incluso depender de ti un poco, aunque ella
no lo reconocerá. Aunque tenga trabajo, depende del coche de su padre y de la
comida de su madre. Depende de sus amigas y, sobre todo, de su teléfono móvil.
No puede vivir sin estar conectada, necesita que sus contactos la tengan
informada y no rehúye a que le digan cosas bonitas. Eso sí, es una chica algo
sensible, aunque cara al público va de chica mala.
Si eres de los que lanza continuamente
halagos a esta chica debes saber que de entrada no tienes nada que hacer. Te
dará las gracias por ello sí, pero nada más allá. Ir de adulador no te
conviene, debes dar una imagen un poco macarra en público, guardarle la
distancia, no darle el aplauso fácil, mantener el misterio si se puede, para
que ella esté pendiente de ti y no al revés.
Así quizá una noche puedas, al
encontrarla en un garito o concierto, y tener posibilidades de algo. Que suene
la música.
La chica del polígono.
Esa señorita con sombra de ojos
azul, grandes pendientes, minifalda, botas blancas y bolso para ir al Mercadona
ha llamado tu atención sin saber por qué. Su amplio escote y sus largas piernas
se contonean dentro de tu cabeza a diario, no puedes evitarlo.
Sales el sábado con tus amigos y
ahí está ella, en la pista de baile dándolo todo con sus amigas. Es momento de
pedir una copa en la barra, echarle valor y acercarte a ella. Debes ser
consciente que aquí juegas como visitante, este es su hábitat natural y debes
vestir con la segunda equipación. Te atusas el flequillo, te entallas y te
remangas la camisa hasta el hombro, y te desabrochas un par de botones. Que se
vean tus poderosos bíceps y tu imponente tórax. Bajas a la pista seguro de ti
mismo, sacando pecho, eres un gallito y vas a demostrar ser el amo del corral.
Ella ya se habrá fijado en tus movimientos acercándote con ritmo, es la llamada
de la selva al sonido del reguetón. Ya estás completamente al lado, ella es
consciente de todo y, si no le ha echado miraditas a sus amigas en plan
"este pavo que hace" es que la cosa marcha bien. Es clave separarla
de su grupo de amigas invitándola a tomar una copa en la barra, si acepta
tendrás ya mucho ganado. La conversación no ha de ser muy complicada, muestra
interés por lo que te cuenta en todo momento, sonríe, que ella se sienta
importante y sobre todo procura que se termine la consumición, cuanto más
rápido mejor.
Si fuiste hombre previsor ya
tendrás en tu bolsillo las llaves del Seat León amarillo tuneado de uno de tus
amigos. Lo que viene ahora es quitar botones y cremalleras, es algo que ya
deberías de saber, chaval.
La chica “bien”.
Esta mujer que está bien de todo.
Bien de dinero, recibió una educación bien, familia de clase bien y con un
físico bien, y así. Su grupo de amigas la adulan, la envidian y le tienen
inquina a partes iguales.
Tú y tus amigos la ficháis rápido
y su liderazgo y belleza os deja impresionados, claro. Qué guapa es, que
perfecta es y que bien todo. Ella es el centro de atención, sus coleguitas le
ríen las gracias aunque le dejan caer alguna miradita de inquina a sus
espaldas, fruto de la envidia. Sin ninguna duda todos sois cazadores de la
misma presa, y ésta por supuesto esta doctorada en quitarse a moscones de
encima, todo es poco para ella. Ir directamente a por ella es sinónimo de
fracaso.
La teoría de John Nash, ilustrada
en la película Una mente maravillosa, puede ser de ayuda. Una breve explicación
de la escena:
En el bar hay una chica muy guapa
y otras amigas suyas que no destacan tanto. Un compañero de Nash sugiere que
vayan todos a por la guapa y que los que no la consigan vayan a por las otras.
Pero Nash va más allá y dice que si van todos a por ella, las otras chicas se
enfadarán si luego les dicen algo, ya que no les gustará ser el segundo plato
de nadie. Así que lo mejor sería que actuaran individualmente y como grupo y
que cada chico buscara a una chica diferente desde el principio. Todos ganan.
Ellos consiguen compañía y ellas agradecidas por ser ellas y no la diva el
centro de atención esta vez.
Todos contentos menos la chica
bien. No le cabe en la cabeza que las losers de sus amigas hayan triunfado y a
ella no le hayan hecho ni caso. Se enfadará y, aunque no diga nada, en una
segunda ocasión ella os verá a ti y tus amigos con otros ojos. Tendrás que ser
hábil y rápido si quieres ser tú y no uno de tus amigos el que la dome esa
segunda noche. Afila tus flechas, Romeo.
La señora del casco antiguo.
Esa señora madura, divorciada o
viuda que necesita ocupar su tiempo en algo y se apunta, por ejemplo, a un
gimnasio. Con eso mantiene su figura y con las miradas de ellos comprueba si
sigue estando de buen ver.
El verla fuera de su hábitat
natural, vestida de sport con mallas y top apretados ha llamado tu atención.
Aquí ella está un poco perdida, tanto aparato nuevo que no sabe usar. Tú,
rápida y galantemente, le ofrecerás tu ayuda técnica si quieres aumentar las posibilidades.
Conforme pasan los días sus movimientos te vuelven más y más loco, y ella se da
cuenta de eso. Si no te ha cortado el rollo al ver como la miras está claro, le
mola que la mires y puede que algo más. Para comprobarlo nada mejor que estar
lejos de esa gente que mira con malos ojos vuestra amistad. Sí, la habrá sin
duda. Una visita a su casa por sorpresa en plan 'pasaba por aquí' os sacará de
dudas si esa bomba sexual (seguro que lo es) fantaseaba seduciéndoos o
simplemente se reía de un crío.
Una última cosa: si en su casa
veis una foto de algún hijo o sobrino suyo al que conozcáis mejor no decir nada
a no ser que sea absolutamente necesario. Sed discretos.
Nota final: Cualquier parecido con la realidad es mera
coincidencia.
El único pero del artículo es la nota final ya que existen demasiadas coincidencias con la realidad.
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