Hoy estoy un poco gabacha. Se me
ha antojado escribir sobre estamentos. Estamentos tuiterianos. La cosa viene de
lejos: yo todavía no sabía si elegir entre Explorer o Netscape cuando había
gente que llevaba hechos 800 favoritos en Twitter. Al principio creía que
estaba ahí para guardar enlaces o algo así, pero con el tiempo descubrí que, al
parecer, otorgarle a alguien una estrella equivalía a decirle que su tweet era
muy bueno. Vale, ahora también, pero en aquellos días había a quien se le iba
la mano con lo del ego. Fue así como se
abrió paso una especie de estamento que empezó a sentirse en Twitter como en
una cena de gente guapa. Se conocen como tuitstars. Personas que viven para y
por conseguir el favstar más ingenioso, inteligente y aclamado de la red. Pero
como ente humorístico, a mí no me convencían.
Yo, que me he criado bajo el
estandarte de Chiquito, “Al Ataque” y “Genio y Figura”, me sentía extraña
cuando veía cómo ese estamento se abría paso sin hablar con nadie. El humor no
puede ser endogámico, y no hay cosa peor que una persona que no demuestra un
mínimo toque de ingenuidad. Pero también es cierto que, como en todo, hay
excepciones. Entonces pensé: ¿será porque sus pretensiones son otras distintas
a las de hacer reír a la gente?, ¿han llegado ya a ser un ciempiés humano y no
pueden sacar la cabeza? Me sentí confundida. Tampoco podía preguntárselo a
ellos: no me iban a responder. Desistí. Y abandoné mi lista de estrellas lo
mismo que dejé de seguir a tanto estrellado.
Había que empezar a buscar otra
verdadera esencia del humor del país. Humor de bar, de sketch. Entonces fue
cuando empecé a encontrar lo que yo buscaba. Tuiter@s artistas, personajes, trolls.
Con TLs llenos de menciones, que te cuentan su vida y hablan de cualquier
deporte. Las pymes de Twitter, y en ellas está el futuro. Te regalan risa de
esa que producían "Smonka", Faemino y los primeros capítulos de los Simpson. Han creado su propio nicho de mercado y lo
saben explotar.
Y si por algo he querido
rendirles un pequeño y personal homenaje, es especialmente por lo que han hecho
con las noches de Twitter. Puede que esto sea una moda efímera, pero nos ha
pasado en nuestros mejores años. Somos los primeros en disfrutarlo. Y son ellos
los que mueven esto y los que llevan la iniciativa. Lo mismo te hacen un TT que
consiguen poner en revolución todo con una foto pintada. Los que han hecho lo
de tuitear bebiendo, o comentar un programa de deportes un recital. Los que te
sacan una frase todas las noches. No les da miedo compartir su mejor idea
cuando menos gente los lee. No te recuerdan que hace 89 meses escribieron algo
buenísimo, si acaso te informan de que van a enviar un fax. Están bloqueados
por la mitad del gremio periodístico del país, pero aun así se demuestra una
vez más que el talento está donde uno menos lo espera encontrar. Con ellos se
ha producido la desdemonización de
favstar.
Hoy he recuperado mi lista de
estrellas, con la tranquilidad de que no lo hago para acrecentar su ego. No lo
necesitan, no les pega. A vosotros, artistas, gracias por hacer de Twitter un
sitio increíble hasta en las noches de Champions. Es hora de que se os vaya reconociendo. No hacen falta nombres, muchos sabéis
quiénes son, y seguro que alguno me está leyendo. Pero si hay insistencia, os
puedo pasar una lista. Hablemos de precios.
Tú sí que eres una tuitera de Champions
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